¿Es el Dircom una profesión con futuro?
- Mario García García
- 23 dic 2015
- 3 Min. de lectura
En clase hemos oído en numerosas ocasiones a profesores que nos dicen que ser dircom es un rol profesional con futuro. Por ello, hoy he decidido buscar información sobre cómo surgió esta figura y hacia dónde se dirige para ver si realmente todas las personas que dicen esto, están en lo cierto.
A mediados del siglo pasado se produjo un gran cambio que provocó el auge de la economía de la información y de un nuevo concepto de gestión basado en los servicios y valores intangibles.
La semilla del actual Dircom fue sembrada a finales de la década de los 70 en el pasado siglo a raíz de que surgiera la idea de integrar las comunicaciones. Para ello, había que corregir la fuerte división del trabajo imperante y la disolución de las relaciones de comunicación interna. Hasta la fecha, cada uno se preocupaba de “lo suyo” ya que no había conciencia de que todos ellos estaban haciendo una misma cosa: comunicar la empresa. Esto hacía que generaran, inevitablemente, una imagen pública débil e incoherente.
La idea de integrar las comunicaciones encontró sus primeros entusiastas en las empresas de servicios cuya base fundamental es la confianza.
El descubrimiento del potencial estratégico de la comunicación y la capacidad de medir su valor y eficacia cristalizó en el continente europeo en el cual los deberes hacia la sociedad de las empresas estaban regidas por cuatro principios de sentido humanístico: la responsabilidad social, la conducta ética, la construcción de una imagen valorada y una sólida reputación institucional.
¿Son, pues, estos principios incompatibles con las exigencias económicas? Más bien ellos son la optimización de esas exigencias donde la economía por sí sola no alcanza.
Por lo tanto, el Dircom es una figura nueva al alza porque su formación comprende el conjunto de conocimientos que las empresas contemporáneas anhelan.
No obstante, cuando observamos el panorama encontramos todavía un vacío separador en el pensamiento empresarial tradicional. El Dircom no se encuentra integrado en la praxis diaria de la empresa debido a la todavía filosofía de los números, el cortoplacismo, la tecnocracia y la hiperespecialización que hay en ellas. Esto hace que tiendan a la improvisación y rompan así el sentido de misión que humaniza a la empresa.
Es por esto, que Joan Costa habla de falta de “humanismo pragmático”. De la reivindicación de las ciencias sociales en la empresa, de las que derivan precisamente la economía, las comunicaciones, la información, la visión y gestión holística o global de los bienes, servicios y valores. Estos principios restituyen, de entrada, la unidad de la organización como organismo vivo, pensante y actuante desde el conocimiento contemporáneo. Y ellas han de recomponer los lazos rotos de una sociedad de la cual las empresas forman parte. Es por esto que Pizzolante incidió tanto en el seminario en el hecho de que solo las empresas que contribuyan a un futuro mejor tendrán cabida en el mismo.

Sin embargo, parece que no se dan cuenta que, en la actualidad, hay diez aspectos que han cambiado las reglas del juego:
Economía de la información: el surgimiento de tres estudios diferentes ilumina el mundo de las comunicaciones –por ejemplo uno es “La teoría matemática de la información”.
La concepción global de la estrategia y la gestión: el organigrama tradicional se modifica pasando de una estructura piramidal a una red sistémica horizontal.
El ascenso del sentido institucional o corporativo: la economía de producción se ha liquidado y la empresa ha pasado al primer plano. Por ello, la imagen de la misma cobra un protagonismo inevitable.
La revolución de los servicios: la cultura de servicio se impone dada la capacidad que tienen de fidelización que es mucho mayor a la de los productos. Las empresas redescubren la importancia de los Recursos Humanos.
Progreso tecnocientífico: aparecen las primeras máquinas de manipular la información e internet.
El poder de los accionistas y líderes de opinión: toda política corporativa busca influenciar la capitalización bursátil. El término “infomediadores” implica la revalorización del líder de opinión.
El redescubrimiento de los stakeholders: esta noción que surgió en defensa de los intereses de los accionistas, actualmente abarca a empleados, accionistas, agentes bursátiles, distribuidores, líderes de opinión, prescriptores, proveedores, asociaciones de consumidores y usuarios.
El fenómeno de las marcas. La marca no es un producto, es toda una empresa y sus productos/servicios. Su valor económico se comprende por este alto valor simbólico.
El sistema inter media. Ahora todos podemos crear y recibir informaciones y configurar así la imagen de la marca o de la empresa.
La exigencia ética y las demandas sociales. Las empresas son consideradas co-responsables de la calidad de vida comunitaria.
Todo esto me lleva a pensar que, efectivamente, el profesional en dirección de comunicación es una profesión con futuro porque actualmente no existe una persona que esté más capacitada para hacer frente a todos los retos que se le presentan a las empresas.

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